martes, 8 de diciembre de 2009

Desbordando... y no precisamente conocimientos


Sin ninguna razón aparente desperté con ganas de comer torta, y lo primero que hice fue pensar ¿de qué?, porque llega un momento en que uno quiere algo diferente a lo que suele comer, el caso es que no tenía ninguna intención de salir de casa para comprar ingredientes, pero quería una torta especial. Busqué en el súper recetario de mi abuela y me topé con una receta que se ajustaba a mis necesidades, los ingredientes, y sonaba deliciosa Torta de leche y pan, que luego me daría cuenta que era la por todos conocida sólo con el nombre de Torta de pan. Parecía todo tan sencillo, pero no fue así, no se asusten la torta quedó genial, pero aprendí algo: el molde indicado es tan importante como cualquiera de los otros ingredientes de la preparación. Cuando tenía todo listo y lo puse en el molde, el mismo que empleé para la torta de manzana y me dio excelentes resultados, pues comenzó a salirse toda la leche por las hendiduras. Tuve que correr y volver a poner todo en el bol, desesperada pensaba ¿qué voy a hacer es el único molde que tengo para tanta torta?. Se me prendió el bombillo y recordé que tenía papel de aluminio y que si forraba todo el molde por debajo, el líquido dejaría de salir. La idea fue buena en principio, pero a los 20 minutos que estaba en el horno la torta, la leche comenzó nuevamente a salir. Ya al borde de una crisis en la que me decía a mi misma ¡pero si yo hice está torta para no perder tiempo en el supermercado y llevo más de media hora peleando con el molde! Llegué a la conclusión de que lo que falló de mi idea fue el no haber tomado en cuenta que las rejillas del horno deformarían al papel aluminio haciendo que eventualmente no se sostuviera tan firmemente del molde y por lo tanto permitiría que el líquido volviera a salir. Finalmente hallé una solución, puse un molde de galletas bajo el papel aluminio que cubría el molde, de forma tal que al reposar sobre una superficie plana, y reforzado nuevamente contra las paredes del molde no había razón lógica para que se volviera a salir la leche. Mi teoría se comprobó cierta pues el resto de la cocción se dio sin sobresaltos, pero créanme el tener que limpiar el horno después de ese desbordamiento no fue nada agradable. ¿Cuál es la moraleja? ¡Jamás usen un molde desmoldable para esta torta!

Torta de pan y leche
1 litro de leche
250 gramos de pan

100 gramos de azúcar

50 gramos de mantequilla

1 huevo

50 gramos de almendras

Ralladura de naranja

Azúcar pulverizada



Picar el pan en pequeños pedazos y ponerlo a macerar en la leche.





Mientras esperamos que se ablande el pan, vamos preparando las almendras y la ralladura de naranja. Las almendras primero las calentamos en un sartén y luego las trituramos, yo elegí para esta última tarea, como de costumbre, un martillo de cocina. Recuerden que al rallar la naranja aplica lo mismo que al rallar limón, es decir, se debe evitar llegar a la parte blanca pues puede poner amarga toda la preparación.





Cuando esté bien macerado mezclarlo por un largo tiempo con una cuchara de madera y agregarle el azúcar, la mantequilla en pedacitos y el huevo.




Agregar las almendras trituradas junto a la ralladura de naranja.





Mezclar bien y poner en una tortera previamente enmantequillada. Y fue en este momento que me di cuenta de la importancia del molde, como podrán observar el molde que enmantequillé es uno desmoldable y ese fue mi gran error.



Poner en el horno a 400 °F. La torta estará lista cuando esté bien dorada, en mi caso tardó 1 hora y 45 minutos, pero no se olviden que tuve algunos problemas técnicos.



Saquen la torta del horno cuando esté aún caliente y espolvoréenla con azúcar pulverizada.
















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